Localización:
Se ubica en el extremo oriental del Paseo de la Ribera, junto al Molino de Martos.

Origen:
Según las crónicas fue en este lugar donde se produjo el martirio y sepelio de San Acisclo y Santa Victoria, patronos de la ciudad de Córdoba. Como consecuencia de ello se construyó una basílica para su culto, que con el tiempo dio paso a un convento. Siglos más tarde el abandono del mismo hizo que acabara en ruinas, construyéndose entonces la ermita que hoy podemos contemplar.

Uso:
Desde el origen y a pesar de la evolución del edificio, éste siempre estuvo destinado a la custodia y al culto de los patrones de la ciudad. Aunque sus reliquias fueron trasladadas siglos después, aún se conserva en su interior el sarcófago de estilo paleocristiano en el que se depositaron los restos de ambos.
La reconquista de Córdoba por parte de Fernando III, el Santo, permitió engrandecer la Basílica de los Santos Mártires, entregándola a la Orden del Císter que la convirtió en Monasterio. 
Durante el año 2005, esta ermita reabrió sus puestas para el culto semanal, con motivo del decimoséptimo centenario de la muerte de los Santos Mártires cordobeses.